Si usas muchas
veces el aceite, crea en la grasa elementos nocivos para la salud.
No sumergir los
alimentos en el aceite hasta que éste se encuentre caliente a punto.
Si el aceite
está demasiado frío, los alimentos se empaparán hasta su centro en él y no
quedarían crujientes.
La inmersión en
el aceite muy caliente crea una costrita externa que evita que el aceite
penetre hacia el interior y que el vapor de agua salga al exterior, con lo que
quedan crujientes y jugosos.
Un truco muy usado por nuestras abuelas para saber si la temperatura del aceite que vamos a utilizar para freír sea la
adecuada, es introducir un pedacito de pan.
Dependiendo de si se queda en el
fondo o sube, podemos calcular aproximadamente a que temperatura se encuentra
el aceite.
Si se
queda en el fondo: Si el
pedacito de pan se queda en el fondo y no sube, la temperatura del aceite se
encuentra alrededor de los 150º C. Temperatura baja para freír.
Si sube
despacio: Si
el pan sube a la superficie lentamente, se encuentra cerca de los 165ºC y es
ideal para freír verduras.
Si sube
rápidamente: Si el
pan sube con rapidez a la superficie, el aceite tiene una temperatura de 175º C
y es una temperatura correcta para freír todo tipo de alimentos.
Introducir
siempre los alimentos lo más secos posible.
Cuando tengamos
grandes cantidades de alimentos a freír, NO echar muchos a la vez.
Esto provocará
la rápida caída de la temperatura del aceite y la inadecuada fritura.
Siempre que sea
posible, los alimentos deben quedar completamente sumergidos en el aceite
durante su fritura.
Determinados
alimentos ricos en agua, como los pescados, deben ser recubiertos de una
película de harina y, si se quiere, huevo y pan rallado; si no, el vapor de
agua ocasionaría que no se pudieran dorar y freír adecuadamente. Como norma general,
determinados alimentos como el pescadito, croquetas o patatas fritas (cuando
queremos que éstas sean crujientes), deben freírse a temperaturas próximas a
180º C. Otros alimentos con mayor contenido acuoso (verduras, pimientos,
pescados enharinados, rebozados o empanados) deben freírse a una temperatura
ligeramente menos elevada (alrededor de 160º C). Temperaturas más bajas deben
emplearse para determinados alimentos que por su grosor tardarán más tiempo en
cocinarse o que requieren de una fritura más lenta, éstos se cocinarán a 140º
C.
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